L’Iguzú delimita la frontera entre Brasil i Argentina;

Doncs bé, el bus ens baixa a la frontera Argentina. Tampó de sortida. Ens recull de nou i fins a la frontera brasilera, on ens abandona. Tampó d’entrada i esperem el següent bus que ens porta fins a Foz d’Iguaçu.

La part brasilera és més vistosa. Veus la totalitat de les cascades d’un sol cop. Grans panoràmiques. I al final quasi entres en el darrer salt.

El dinar el fem amb la Marie i la Laida, que ens esperaven per dir-nos adéu i prendre els postres. Ens diem de tornar-nos a veure a París o Bayonne... Trobarem a faltar a aquestes bromistes, però nosaltres hem de seguir amb la gran aventura.
Ja a BsAs quedem amb en Diego i la Martina.

Sinó, la nit passa entre converses més o menys profundes, explicant el viatge que fa temps que la Martina vol fer. Són encantadors. Estan tan contents per nosaltres com si ells mateixos hi haguessin estat.
Acabem passada mitjanit, altre cop a la plaça Cortazar. Allí divaguem sobre la telefonia argentina. Resulta que si truques a un mòbil has de començar amb un 15,

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Ha pasado una hora y media y ya volvemos a estar de pie. A las 8h30 tenemos el bus hacia la parte brasileña de las cascadas.
El Iguzú delimita la frontera entre Brasil y

Pues bien, el bus nos baja en la frontera Argentina. Tampón de salida. Nos recoge de nuevo y hasta la frontera brasileña, donde nos abandona. Tampón de entrada y esperamos el siguiente bus que nos lleva hasta Foz d'Iguaçu. Ya estamos en Brasil. Bajamos, cruzamos la vía y esperamos el último bus que nos llevará hasta las cataratas, una hora y cuarto después.
La parte brasileña es más vistosa. Ves la totalidad de las cascadas de un solo golpe. Grandes panorámicas. Y al final casi entras en el último salto.

La comida la hacemos con Marie y Laida, que nos esperaban para decirnos adiós y tomar los postres. Quedamos en volver a vernos en París o Bayonne... Echaremos de menos a estas bromistas, pero nosotros tenemos que seguir con la gran aventura.
Ya en BsAs quedamos con Diego y Martina.

Sino, la noche pasa entre conversaciones más o menos profundas, explicando el viaje que hace tiempo que Martina quiere hacer. Son encantadores. Están tan contentos por nosotros como si ellos mismos hubieran estado allí.
Acabamos pasada medianoche, otra vez en la plaza Cortazar. Allí divagamos sobre la telefonía argentina. Resulta que si llamas a un móvil tienes que empezar con uno 15,

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